Plenilunio de Aries, 11 de abril 2017





 Pasada la medianoche de hoy, ya entrado el martes 11 la Luna se posará a 21° del signo de Libra para oponerse así al Sol en Aries. 

 La Pascua es celebrada en torno a esta lunación, esto fue establecido en el Concilio de Nicea en el año 325, Pascua deriva de Pesaj (Pascua Judía) y se dice que la palabra Pesaj es una deformación fonética de una palabra siriaca que significa "ser feliz", Pesaj conmemora la salida del pueblo hebreo de Egipto, su liberación así como la toma de conciencia de su identidad a partir de esa libertad.
 Me quedo con ese sentido etimológico de "ser feliz" de la lunación.

 Ser feliz es en armonía  y es que sin armonía y concordia de cualquiera que sea (con otros, con nuestros compañeros de andar la vida, nuestras relaciones, nuestros hijos, padres, hermanos, parejas o amigos) ese ser que me refleja y me espeja no hay forma de ser del todo feliz. Porque el espejo me devuelve imágenes que puede que no me resulten cómodas. y se trata de tragar saliva, aclararse la garganta y hacer silencio quizás en espera de que se asienten nuestras emociones y podamos evaluar que podemos aportar a la armonía y de que modo desequilibramos nuestra propia existencia y la de nuestro entorno. 
  Y es que es posible que estemos detonando relaciones  haciendo pagar a unos las llagas que nos hicieron otros tiempo atrás.




 Venus en cuadratura a Saturno impondrá nuevamente seriedad, cierta frialdad para evaluar los sentimientos y los deseos, no poca rigidez para ver al otro y ver nuestra historia en común. Los reclamos, los ataques, los juicios estarán presentes para ser reconsiderados y aceptados como una parte real de nuestra conciencia que debe ser asumida para poder seguir creciendo.

 Equilibrio que desde Libra  dura milésimas de segundo en una balanza que se mueve y oscila y se trata de atrapar la sensación de armonía y a partir de ella lograr acuerdos a sabiendas de que no somos perfectos y si lo somos. Reconociendo que ese dolor que hay en mí está también en tí. 

  Es que de eso se trata la Pascua o Pesaj, de atravesar el río, liberarse de la esclavitud a la que nos somete nuestra emocionalidad de niño herido y abrazar la identidad verdadera, resucitar  nuestra conciencia solar. La de un alma rica que experimenta a partir de un sí mismo que refleja en otro para su perfección.