Retrógrados.
Un montón. Muchos.
Y con ese temor que
despiertan los retrógrados, como si la vida se encerrara en el placard por un
tiempo. Como si vivir un tiempo detenido en el placard que puede representar
nuestro plano mental o espiritual fuera negativo. Y puede que lo sea desde
el punto de vista pragmático que propone
este modelo social en el que casi todos habitamos e intentamos desempeñarnos
con normalidad. Pero quizás no.
Mercurio va a retrogradar en Tauro este 28 de
abril para acompañar a Marte, Plutón, Júpiter y Saturno. Y esto puede asustar a
más de uno por esa falta de costumbre de meterse hacia adentro y bucear las
propias aguas. Por la dificultad que puede sentirse cuando se trata de resolver
y cerrar cuestiones kármicas. Nos cuesta dejar eso a lo que se está acostumbrado.
Sin embargo puede ser una temporada de rápida evolución y resolución de
conflictos en un tono que resuene con nuestra misión y necesidades del alma.
La retrogradación de un planeta y en este caso
de tantos planetas a la vez puede desacelerarnos para reevaluar, reestructurar,
reconsiderar, replantear. Un sinnúmero de RE. Y este proceso se vive como
confuso, nebuloso, dentro de uno suceden innumerables escenas que desencadenan
emociones intensas y de un color oscuro.
Es importante intentar dentro de lo posible
abstenerse de estallidos emocionales, ataques de ira, juicios de valor acerca
de lo propio o lo ajeno, estados depresivos, apatía o enojos.
Rumiar nuestro punto de vista hasta la
explosión no va a ayudar, estos tránsitos pueden hacernos sentir que no se nos
escucha, que no podemos decidir, que todo se pospone. Puede tomarse como una oportunidad para refrenar los impulsos y entrar en estado de meditación
y quietud y luego definir una nueva mirada de las cosas.
Dejarse arrastrar a estados negativos de esos
que pueden traer estos planetas retrógrados nos condena a perder nuestra
autoridad sobre nosotros mismos. Cada tránsito o aspecto planetario contiene
cierta polaridad y no está mal elegir inclinarse hacia la que nos brinde un
mayor bien a nosotros y a quienes nos rodean. Los efectos de este Mercurio retrógrado puede
que se vean un tanto más poderosos que otras retrogradaciones de Mercurio por
estar acompañado por tantos planetas retrógrados. Pero más allá de su fama de retrasar
negociaciones, arruinar las comunicaciones, detener el movimiento, esta vez nos
da la oportunidad de cambiar nuestros puntos de vista, soltar ideas obsoletas,
revisar si nuestra forma de expresar nuestras emociones es fiel a lo que de
verdad nos sucede en el corazón, comprender mejor que deseamos y
mejorar nuestra expresión.
Mercurio retrogradando en Tauro nos va a
llevar a evaluar si nos obstinamos en cuestiones que refieren a nuestro valor personal,
cuanto nos amamos, cuanto amamos a los otros.
Se trata de aprender a
zambullirse en el silencio del cosmos y escuchar sus susurros.
imagen obra de Ernesto Pesce