Este viernes 6 de mayo se viene la Luna Nueva a 16 grados de Tauro, y aunque las lunas nuevas suelen ser momentos de sembrar semillas, en esta ocasión quizás sea mejor regar las semillas que hemos sembrado en otras lunas hace algunas semanas atrás.
Tenemos cinco planetas retrogradando por lo que cualquier siembra tendrá un ritmo lento, tranquilo y reflexivo.
En el mito en el que se ve involucrado Júpiter, la seducción y el deseo es el tema primordial, en la versión de Ovidio la joven virgen Europa, hija de un rey fenicio es inocente, se sumerge en las aguas del deseo inconsciente engañada por Júpiter a quien Mercurio ayuda en la treta, conduciendo al rebaño de bueyes del rey desde los altos prados hasta la playa cercana donde Júpiter sabía que Europa y otras doncellas de Tiro irían a disfrutar de un paseo.
Tras la seducción, el secuestro y tres vástagos, Júpiter obsequia a Europa un collar hecho por Hefesto y otros tres regalos: Talos (un autómata de bronce que cuidaría las costas de Creta), Lélape (un perro que nunca soltaba su presa) y una jabalina que jamás erraba el blanco.
Más tarde Júpiter o Zeus, al morir Europa recreó la forma del toro blanco en las estrellas que actualmente se conocen como la constelación Tauro.
Horacio, en cambio, en sus versos de la Odisea III narra este mismo evento pero aquí Europa no es secuestrada sino seducida, el autor se ocupa de describir la sensación de culpabilidad de la joven Europa que se ha dejado arrastrar por la fuerza taurina del deseo y el amor, al tiempo que Venus maliciosa, le reclama su llanto culpógeno y le exige tenga a bien ser digna del espacio que ocupa siendo la compañera sexual de un dios.
El signo de Tauro simboliza el arquetipo de la estabilidad, de la constitución de la materia, lo apacible. Tauro implica la visión de nuestro valor, lo que somos y lo que tenemos, el valor de nuestras posesiones, nuestras virtudes y dones. El Toro regido por Venus, nos enseña a emponderar nuestros valores, nuestra capacidad de seducción y nuestra belleza.
El raptor, la tierra que arrastra a la doncella, la semilla donde todas las posibilidades del ser están latentes y que ha de ser iluminada por las virtudes de su psiquis, atravesando las aguas profundas de su inconsciente a la busca de dar vida, germinar mediante el contacto con el mar, espacio dador de vida, útero inconmensurable.
Tauro está regido por Venus, y la estadía de Mercurio y Venus en este signo para la Luna Nueva no es casualidad.Como tampoco lo es el gran trino de Tierra que se genera por el encuentro entre Júpiter en Virgo quién sale de su estación retrógrada el 9 de mayo y Plutón retrógrado en Capricornio. Y con tanto planeta retrogradando se nos fuerza a reevaluar si las semillas sembradas en el pasado son las que queremos seguir cuidando a la vez que nos brinda estabilidad para concretar a lo largo del mes de mayo acciones que nos lleven al objetivo, un objetivo que quizás se planteó de un modo que en los próximos días debamos afilar para comenzar a ver resultados.
Asuntos vinculados con la sensualidad, la entrega, las relaciones, la forma en que se obtiene valor personal, dinero o acceso al bienestar material van a ser revisados con esta lunación.
Arraigarse al presente y observar el ahora, sin forzar el futuro haciendo maquinaciones que solo podrían generar ansiedad y miedo y soltar el pasado que nos trae resentimientos, sentimientos de seguridad obsoletos o melancolía.
Y aquí como en el mito, Mercurio y Venus están cerquita, transitando a Tauro haciendo más gozoso aunque lento el proceso de encaminarse a ser más pleno en lo que refiere a reconocerse en la propia vida material, la valoración de sí mismo y el goce que emana del cuerpo y los sentidos.
Pero este gozo no será sin permitirse ser más como somos que como nos dijeron que debíamos ser que es largo trabajo al que nos confronta la cuadratura Neptuno-Saturno.
En el plano mundano, esta luna nueva favorece el plantar tubérculos y bulbos, realizar operaciones inmobiliarias, visitar al odontólogo, realizar tratamientos de belleza, paseos al aire libre, cocinar y sobre todo relajarse.
Que disfruten de los maravillosos placeres a los que nos abre la puerta la Luna nueva en Tauro.
El Rapto de Europa, escultura del español Oscar Alvariño
Tenemos cinco planetas retrogradando por lo que cualquier siembra tendrá un ritmo lento, tranquilo y reflexivo.
"No casan bien la majestad y el amor, no pueden convivir en la misma sede; por tanto, abandonando la solemnidad del cetro, Júpiter, padre y soberano de los dioses, que empuña en su diestra los rayos de tres puntas, que sacude el mundo con un movimiento de su cabeza, adopta la forma de un toro, y mezclándose entre los novillos, muge y pasea su belleza sobre la hierba tierna. Su color es exactamente como el de la nieve cuando no lleva las huellas de duros pies ni ha sido derretida por el lluvioso Austro; el cuello se yergue poderoso, entre las patas cuelga la papada, y los cuernos son pequeños, sí, pero tales que se diría que están hechos a mano, y más diáfanos que una gema transparente. No hay amenaza en su rostro ni fiereza en su mirada: su semblante es pacífico. La hija de Agénor se asombra de su belleza y de que no presente batalla, pero, a pesar de su mansedumbre, al principio no se atreve a tocarle; luego se le acerca y tiende unas flores hacia su blanco hocico. Se regocija el enamorado, y mientras llega el esperado placer colma de besos sus manos; apenas, apenas puede ya diferir el resto, y tan pronto juguetea brincando sobre la verde hierba, como reposa su níveo costado sobre la arena dorada. Poco a poco, a medida que Europa abandona su miedo, unas veces le presenta su pecho para que lo acaricie con su virginal mano, y otras le ofrece sus cuernos para que los enlace con guirnaldas recién trenzadas. También se atrevió la regia princesa, sin saber a quién oprimía con su cuerpo, a sentarse sobre el lomo del toro: el dios, sin que se note, se va alejando de la tierra y de la parte seca de la playa, luego moja sus falsos pies en las olas de la orilla, se aleja un poco más, y por fin se lleva a su presa por las aguas del mar abierto. Ella está llena de miedo, y mientras se la lleva se vuelve a mirar hacia la costa que va quedando atrás, con su mano derecha se agarra a un cuerno, y la izquierda reposa sobre el lomo. Sus ropas tiemblan agitadas por la brisa" ( Metamorfosis: II Ovidio).
Tras la seducción, el secuestro y tres vástagos, Júpiter obsequia a Europa un collar hecho por Hefesto y otros tres regalos: Talos (un autómata de bronce que cuidaría las costas de Creta), Lélape (un perro que nunca soltaba su presa) y una jabalina que jamás erraba el blanco.
Más tarde Júpiter o Zeus, al morir Europa recreó la forma del toro blanco en las estrellas que actualmente se conocen como la constelación Tauro.
Horacio, en cambio, en sus versos de la Odisea III narra este mismo evento pero aquí Europa no es secuestrada sino seducida, el autor se ocupa de describir la sensación de culpabilidad de la joven Europa que se ha dejado arrastrar por la fuerza taurina del deseo y el amor, al tiempo que Venus maliciosa, le reclama su llanto culpógeno y le exige tenga a bien ser digna del espacio que ocupa siendo la compañera sexual de un dios.
El signo de Tauro simboliza el arquetipo de la estabilidad, de la constitución de la materia, lo apacible. Tauro implica la visión de nuestro valor, lo que somos y lo que tenemos, el valor de nuestras posesiones, nuestras virtudes y dones. El Toro regido por Venus, nos enseña a emponderar nuestros valores, nuestra capacidad de seducción y nuestra belleza.
El raptor, la tierra que arrastra a la doncella, la semilla donde todas las posibilidades del ser están latentes y que ha de ser iluminada por las virtudes de su psiquis, atravesando las aguas profundas de su inconsciente a la busca de dar vida, germinar mediante el contacto con el mar, espacio dador de vida, útero inconmensurable.
Tauro está regido por Venus, y la estadía de Mercurio y Venus en este signo para la Luna Nueva no es casualidad.Como tampoco lo es el gran trino de Tierra que se genera por el encuentro entre Júpiter en Virgo quién sale de su estación retrógrada el 9 de mayo y Plutón retrógrado en Capricornio. Y con tanto planeta retrogradando se nos fuerza a reevaluar si las semillas sembradas en el pasado son las que queremos seguir cuidando a la vez que nos brinda estabilidad para concretar a lo largo del mes de mayo acciones que nos lleven al objetivo, un objetivo que quizás se planteó de un modo que en los próximos días debamos afilar para comenzar a ver resultados.
Asuntos vinculados con la sensualidad, la entrega, las relaciones, la forma en que se obtiene valor personal, dinero o acceso al bienestar material van a ser revisados con esta lunación.
Arraigarse al presente y observar el ahora, sin forzar el futuro haciendo maquinaciones que solo podrían generar ansiedad y miedo y soltar el pasado que nos trae resentimientos, sentimientos de seguridad obsoletos o melancolía.
Y aquí como en el mito, Mercurio y Venus están cerquita, transitando a Tauro haciendo más gozoso aunque lento el proceso de encaminarse a ser más pleno en lo que refiere a reconocerse en la propia vida material, la valoración de sí mismo y el goce que emana del cuerpo y los sentidos.
Pero este gozo no será sin permitirse ser más como somos que como nos dijeron que debíamos ser que es largo trabajo al que nos confronta la cuadratura Neptuno-Saturno.
En el plano mundano, esta luna nueva favorece el plantar tubérculos y bulbos, realizar operaciones inmobiliarias, visitar al odontólogo, realizar tratamientos de belleza, paseos al aire libre, cocinar y sobre todo relajarse.
Que disfruten de los maravillosos placeres a los que nos abre la puerta la Luna nueva en Tauro.
El Rapto de Europa, escultura del español Oscar Alvariño