La alquimia reconoce en el rocío el espíritu del cielo, la humedad se condensa con el frío y se transforma en gotitas de rocío. Estas gotitas están impregnadas de la naturaleza alquímica y transformadora de la luna y del sol que en las madrugadas de luna llena de primavera cobran una especial vibración, transportando el fuego secreto de la divinidad y transformándose así en un elemento sanador y poderoso.
El rocío muestra un estado transitorio de gran poder aunque casi etéreo, un punto evanescente entre lo material y lo etereo.
En la Tabla Esmeralda, el texto atribuido a Hermes Trimegisto, según la tradición el padre de la alquimia, se lee: "Su padre es el Sol, y su madre la Luna, el Viento lo llevó en su vientre, y su nodriza es la Tierra".
El rocio de la madrugada previa a la luna llena de la primavera es de particular poder podemos meditar en esta madrugada bajo las imperceptibles gotitas o colectar el rocío para nuestras pócimas
Existe en Europa y América del Norte una planta Medicinal en relación íntima con la alquimia y sus secretos, es la Alquemila (Alchemilla officinalis), llamada así porque en sus hojas con forma de pequeños cálices, quedan atrapadas las gotas de rocío y los alquimistas conociendo esta cualidad, buscaban praderas de Alchemilla, para recoger el preciado líquido (ahí su nombre)
Se puede observar aún en la mañana, cuando el rocío al salir el sol ya se ha evaporado en el
resto de las plantas, en ella persiste, cual cristalino y mágico diamante.
Esta planta pertenece a la familia botánica de las rosáceas, esta familia contiene en su geometría la pentalfa sagrada o estrella de cinco puntas, que contiene el número áureo en toda su extensión y posibilidades geométricas, símbolo elegido por Pitágoras y sus discípulos.
La Alchemilla officinalis, tiene diversos usos medicinales, entre ellos según cuenta Dioscórides, “hace volver la madre a su lugar”, es decir que por su poder astringente es bueno para recolocar los órganos femeninos (matriz) dilatados tras el proceso de embarazo y el trabajo de parto. Simbólicamente es bello observar la relación del útero femenino con el mito del Grial como vaso que acogería el espíritu (un ser, un espíritu humano) y la forma de la hoja de la alquemila, una planta que también en su hoja, a modo de vaso griálico capta ese espíritu cósmico, o “Espíritus Mundi”
El rocío muestra un estado transitorio de gran poder aunque casi etéreo, un punto evanescente entre lo material y lo etereo.
En la Tabla Esmeralda, el texto atribuido a Hermes Trimegisto, según la tradición el padre de la alquimia, se lee: "Su padre es el Sol, y su madre la Luna, el Viento lo llevó en su vientre, y su nodriza es la Tierra".
El rocio de la madrugada previa a la luna llena de la primavera es de particular poder podemos meditar en esta madrugada bajo las imperceptibles gotitas o colectar el rocío para nuestras pócimas
Existe en Europa y América del Norte una planta Medicinal en relación íntima con la alquimia y sus secretos, es la Alquemila (Alchemilla officinalis), llamada así porque en sus hojas con forma de pequeños cálices, quedan atrapadas las gotas de rocío y los alquimistas conociendo esta cualidad, buscaban praderas de Alchemilla, para recoger el preciado líquido (ahí su nombre)
Se puede observar aún en la mañana, cuando el rocío al salir el sol ya se ha evaporado en el
resto de las plantas, en ella persiste, cual cristalino y mágico diamante.
Esta planta pertenece a la familia botánica de las rosáceas, esta familia contiene en su geometría la pentalfa sagrada o estrella de cinco puntas, que contiene el número áureo en toda su extensión y posibilidades geométricas, símbolo elegido por Pitágoras y sus discípulos.
La Alchemilla officinalis, tiene diversos usos medicinales, entre ellos según cuenta Dioscórides, “hace volver la madre a su lugar”, es decir que por su poder astringente es bueno para recolocar los órganos femeninos (matriz) dilatados tras el proceso de embarazo y el trabajo de parto. Simbólicamente es bello observar la relación del útero femenino con el mito del Grial como vaso que acogería el espíritu (un ser, un espíritu humano) y la forma de la hoja de la alquemila, una planta que también en su hoja, a modo de vaso griálico capta ese espíritu cósmico, o “Espíritus Mundi”