Este marzo comienza con la Luna Llena, luna llena que se encontrará a 11° de Virgo espejando la luz del Sol desde 11° de Piscis.
Y este eje nos conecta con la unidad que representan el reconocimiento de la sensibilidad y la empatía que es necesaria entre las células de un organismo cualquiera para encontrar la salud integral. El funcionamiento de un todo orgánico requiere que todas las células que lo integran estén en sintonía empática con las otras para así compenetrarse en un funcionamiento perfecto y armónico. En el que existe un ritmo, un tempo, un reloj que no es posible saltar.
Nuestro crecimiento no debe ni puede, al fin y al cabo, ser forzado.
Este requerimiento de sensibilidad está vinculado con la necesidad de responder a nuestras emociones y pensamientos con coherencia.
Podemos apelar a la limpieza de nuestros pensamientos y emociones por medio de las herramientas que nos sean más accesibles, sencillas, prácticas, concretas y gratas a nuestra inteligencia y realidad diaria.
De nada sirve embarcarse en prácticas espirituales o ejercicios y dietas que no comprendemos o que nos resultan ajenos. Si logramos pequeños cambios diarios en nuestros hábitos cotidianos nos será más favorable y saludable que si de un día para el otro queremos imponernos modificaciones (en el que campo corporal, mental o espiritual) que nos resulten restrictivas en comparación con el lugar desde el que arrancamos.
La cuestión es que esta luna llena cierra un proceso que hemos comenzado en la anterior luna nueva de Virgo hace seis meses y puede ser el momento en el que demos el punta pié inicial para cerrar.
La conjunción que hace el Sol a Neptuno puede colaborar con la sensibilidad que nos inspira esta lunación o bien inclinarnos a victimizarnos y rehuir responsabilidades en lo que se nos presenta como desafío.
Maurice Ravel fue Piscis de Sol, Luna y Mercurio y compuso su Bolero con una primera frase melódica que repite durante toda la pieza musical. La figura se perfecciona. Mientras va agregando instrumentos. va in crescendo hasta alcanzar el clímax No existe en esta obra un protagonismo por parte de un instrumento sino que el protagonismo es del pulso vital.
Esta integración de cada célula en la integración de un pulso continuo evolutivo es de alguna forma lo que hemos de buscar como individuos en nuestro funcionamiento corporal y como parte y célula de un cuerpo mayor universal. Cada unidad ocupa un espacio que no es de mayor ni menor importancia que ninguna otra y sin embargo todas juntas refieren a ese pulso vital superior.
Esta Luna Llena toca en la astrología antakarana los puntos 58 y 64. Hay una Verdad Mayor o Superior que nuestro ser interno reconoce en el silencio del templo que es nuestro cuerpo espiritual. Podemos por medio del manejo del sonido y del silencio acceder a la información universal, al conocimiento que el Todo posee y así comprender que somos Uno en una experiencia individual que suma al Todo.
Y este eje nos conecta con la unidad que representan el reconocimiento de la sensibilidad y la empatía que es necesaria entre las células de un organismo cualquiera para encontrar la salud integral. El funcionamiento de un todo orgánico requiere que todas las células que lo integran estén en sintonía empática con las otras para así compenetrarse en un funcionamiento perfecto y armónico. En el que existe un ritmo, un tempo, un reloj que no es posible saltar.
Nuestro crecimiento no debe ni puede, al fin y al cabo, ser forzado.
Este requerimiento de sensibilidad está vinculado con la necesidad de responder a nuestras emociones y pensamientos con coherencia.
Podemos apelar a la limpieza de nuestros pensamientos y emociones por medio de las herramientas que nos sean más accesibles, sencillas, prácticas, concretas y gratas a nuestra inteligencia y realidad diaria.
De nada sirve embarcarse en prácticas espirituales o ejercicios y dietas que no comprendemos o que nos resultan ajenos. Si logramos pequeños cambios diarios en nuestros hábitos cotidianos nos será más favorable y saludable que si de un día para el otro queremos imponernos modificaciones (en el que campo corporal, mental o espiritual) que nos resulten restrictivas en comparación con el lugar desde el que arrancamos.
La cuestión es que esta luna llena cierra un proceso que hemos comenzado en la anterior luna nueva de Virgo hace seis meses y puede ser el momento en el que demos el punta pié inicial para cerrar.
La conjunción que hace el Sol a Neptuno puede colaborar con la sensibilidad que nos inspira esta lunación o bien inclinarnos a victimizarnos y rehuir responsabilidades en lo que se nos presenta como desafío.
Maurice Ravel fue Piscis de Sol, Luna y Mercurio y compuso su Bolero con una primera frase melódica que repite durante toda la pieza musical. La figura se perfecciona. Mientras va agregando instrumentos. va in crescendo hasta alcanzar el clímax No existe en esta obra un protagonismo por parte de un instrumento sino que el protagonismo es del pulso vital.
Esta integración de cada célula en la integración de un pulso continuo evolutivo es de alguna forma lo que hemos de buscar como individuos en nuestro funcionamiento corporal y como parte y célula de un cuerpo mayor universal. Cada unidad ocupa un espacio que no es de mayor ni menor importancia que ninguna otra y sin embargo todas juntas refieren a ese pulso vital superior.
Esta Luna Llena toca en la astrología antakarana los puntos 58 y 64. Hay una Verdad Mayor o Superior que nuestro ser interno reconoce en el silencio del templo que es nuestro cuerpo espiritual. Podemos por medio del manejo del sonido y del silencio acceder a la información universal, al conocimiento que el Todo posee y así comprender que somos Uno en una experiencia individual que suma al Todo.