La tradición da al signo de Virgo el tema de la
purificación como central, la higiene de la funcionalidad, el dejar fuera del
sistema aquellos elementos nocivos para el buen funcionamiento del todo y es
por eso que se siente simplificador. Tras la ostentación y el entusiasmo de la
energía de Leo llega Virgo y nos detiene para observar y ordenar.
Para aquellas personas que tienen poco elemento Tierra en
su carta puede resultar agobiante este tono virginiano que se detiene en los
detalles. Es importante asimilar que la energía Virgo ayuda a terminar lo
inacabado y simplificar el funcionamiento de todos los asuntos. Y es por ello
que el novilunio de este signo puede ser una energía poderosa que nos guíe en
el trabajo de dar forma a una vida más simple y realista que nos permita
sentirnos completos en todas nuestras dimensiones personales. Para ello el
trabajo primordial consiste en conocer de manera consciente nuestras creencias
y entender en que nos limitan y en que nos dan poder.
Virgo limpia y ordena pero antes de hacer el trabajo
sucio, contempla, observa y discrimina. Nos invita a tomar un momento para
mirar hacia adentro en el silencio y así escuchar los mensajes del alma. Se
trata de un tiempo para ser paciente y amable. Generar pequeños cambios que
quizás no aporten grandes resultados a simple vista pero que pueden ayudar a la
construcción de un gran cambio.
El signo de Virgo tiene su resonancia en el plexo solar y
es allí donde se asientan nuestras emociones y se digiere todo aquello que hemos
tomado para nutrirnos y esto incluye las relaciones y las palabras.
Puede que tengamos
que realizar una limpieza en algunas áreas de nuestra vida de agentes que
aparentan ser inocuos y sin embargo nos intoxican o quitan funcionalidad a
nuestro sistema vital.
Este novilunio se da en un aspecto armónico a Saturno y
esta combinación no es entusiasta sino constructiva y seria. Nos ayudará a mantenernos
en control de nuestros propósitos y a en una actitud introspectiva evaluar si
todavía tienen sentido y si reflejan nuestra esencia álmica. Podemos tomar la
impronta de esta relación entre Saturno en su domicilio y el Novilunio de
Tierra para examinar de manera inteligente aquello con lo que contamos como
recurso tanto físico como psíquico para proponernos alcanzar nuestras metas.
Aquí nos detendremos a observar y planificar nuestros
próximos movimientos, tendremos claridad acerca de lo que se arrastra del
pasado (tanto lo que se corresponda con nosotros como con nuestro linaje) y ya no es operativo a nuestra realidad
multidimensional actual. Si logramos limpiar el establo tenemos gran parte de
nuestro trabajo realizado, luego fluirá la realización de nuestros objetivos
con mayor fluidez.
Este novilunio nos permite una gran capacidad de
observación y reconocimiento de quienes somos, que estamos haciendo, hacia donde queremos ir siendo los que somos.
Es posible que muchos estén reconociendo cuantos trajes
cubren su piel que no les pertenecen. Quitar estas andrajosas máscaras puede
resultar tan doloroso como someterse a una dieta depurativa, el organismo
reacciona a las limpiezas y las toxinas generan determinados síntomas en el
cuerpo antes de ser eliminadas. Lo mismo sucede cuando tenemos capas de
personalidad que no nos pertenecen más, asuntos de otras encarnaciones,
memorias ancestrales, pautas familiares pueden opacar el brillo interior de
nuestro corazón, de forma que liberarnos lo más que podamos de estos patrones
nos permitirá cumplir con los propósitos de nuestro espíritu con más alegría y
amor.
Esta Luna Nueva es propicia para iniciar cambios en el
cuidado de la salud física y psíquica, comenzar nuevos caminos que requieran de
planificación, reconocer nuestros talentos y dones, enunciar nuestros
propósitos.
Recomiendo la meditación y el silencio interior, así como pequeños
actos para lograr grandes cambios en nuestra realidad. ¡Feliz Novilunio!
Puedes compartir este texto mencionando autora y fuente. Muchas gracias
Valeria Correia Nobre