Es el plenilunio de Virgo. Vamos transitando el
primer decanato del signo de la Virgen y ya tenemos la luna llena que desde el
grado 10 del signo de agua Piscis (opuesto complementario de Virgo) nos recuerda
que somos mucho más que una necesidad práctica de orden, higiene y estructura.
En Piscis, quienes carezcan de energía del elemento Agua pueden enfrentar
la incomodidad de percibir una realidad difusa que confunde, que atraviesa un
velo difícil de mencionar, una información que nos trasciende y a la que cuesta
dar un espacio concreto y por ello se instala en nosotros de un modo
intangible. Piscis es percepción colectiva, es sentimiento uterino de
pertenencia pero sobre todo es anhelo de divinidad compartida. Piscis es océano
oscuro. Para muchos puede resultar un espacio sin límites que aterra en donde
la seguridad del ser uno mismo se diluye. Para otros, este océano es el vientre
del que cuesta salir a dar forma a una individualidad que inhibe el vuelo de
una conciencia superior que ha de verse en el mundo de lo manifiesto para
desarrollarse bajo ciertos límites.
En este juego de energía complementaria que nos presentan
los plenilunios nos hallamos frente a una disyuntiva, una tensión que ha de ser
resuelta.
Fue hace seis meses, pero parece que fue hace mucho
tiempo cuando se formó la luna nueva de Piscis. Nuestro mundo en este tiempo ha
cambiado muchas pautas de funcionalidad del sistema social a partir de la aparición
de una idea de amenaza mortal. Una nueva configuración se desplegó en los
estos seis meses que tiene mucho que ver con la energía del signo de Virgo.
El cuidado de los detalles, de la salud, de los métodos que afectan todo un
sistema. Nuestro sistema físico, el de nuestro pueblo, el de nuestro país, el
de nuestro mundo. Es probable que todos nos enfrentemos a nuestros propios
anhelos y a cómo hemos de equilibrar cada uno de nosotros la confrontación
entre el anhelo y el orden.
Cuando se da la luna llena es corriente que las personas
nos encontremos más emocionales. Las aguas se remueven con los plenilunios y
este es uno de Agua, la emocionalidad y los sentimientos son más profundos que
en una luna llena de otro elemento. Nos sentiremos sensibles, susceptibles y la
cuadratura entre Marte y Saturno nos brindará un plus de frustración muy
incómodo.
La sociedad en general está sintiendo los influjos de
esta cuadratura entre Saturno que limita la necesidad de acción de Marte, ambos en su domicilio. Hay hartazgo
en muchas capas del tejido social, algunos más que otros han tenido que perder
la posibilidad de actuar en determinado ámbito y eso es algo que va a seguir sintiéndose
en el ambiente por un buen tiempo. Por ello la necesidad de mantener el centro
de equilibrio interno se impone con fuerza en este último trimestre del año. Es
recomendable que no perdamos la esencia interna arrastrados por la provocación
externa. Porque en este escenario una de las miradas más trascendentes no hará
foco en lo que significa salvar la vida frente a la contaminación con ese
agente invisible y de parámetros confusos sino salvar el alma y el corazón
eligiendo el grado de libertad del que queremos disponer y el camino que vamos
a transitar una vez logremos superar esta instancia.
Todos los planetas exteriores continúan retrógrados, esta
quietud es algo que a la dupla Virgo-Piscis le permite hilar más fino. Cotejar
con la yema de los dedos y con el
corazón en la mano lo que se despliega dentro y fuera de nosotros. Retorcer las
fibras para convertirlas en hilo que será tejido.
Estamos hilando el material del que dispondremos en los
próximos meses para diseñar nuestra realidad. A partir de diciembre tendremos
que tener más claridad y tomar acción respecto de que futuro deseamos vivir.
Hemos cambiado y ahora estamos añorando pasado y futuro.
Urano en Tauro nos trae chispazos de creatividad para que
materialicemos nuestro futuro soñado. Este planeta nos recuerda que nuestra
seguridad ha cambiado y nos permite buscar una nueva manera de sustentar nuestra
vida en la Tierra.
Desde la el sistema de Astrología Antakarana este
plenilunio toca los puntos 64 y 58 que refieren a la percepción de la multidimensionalidad
de nuestra naturaleza divina. Esta emanación energética que se nos brinda con
el plenilunio nos permite contactar con todos los seres de la creación y nos
remite a la toma de conciencia del poder creador de las emanaciones de nuestra
voz. Por medio del sonido de nuestra voz damos forma a una irradiación que se
corresponde con la frecuencia en la que vibramos. Tomar noción consciente de
este poder nos llevará a una creación más armónica de nuestro presente y futuro
en consonancia con toda la vida que nos rodea.
Se abre una puerta que nos permite escribir nuestra historia presente y futura mediante la emanación energética del sonido. Nuestra creación no tiene límites ni tampoco la de aquellos que nos rodean. La importancia de permanecer centrados es mayúscula. Cada pensamiento y palabra genera un futuro posible que se afianza en un carril de tiempo. Las líneas de tiempo creadas por nosotros se enlazan a la de aquellos que vibran en nuestra misma frecuencia.
ABRACADABRA
- crearé como diré-
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Valeria Correia Nobre
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